Feo y muy alejado de la filosofía de Aston, pero el Cygnet tiene un gran valor.
Ese valor se debe a que con su diminuto motor cuatro cilindros de 1.3 litros y 93 hp, el Cygnet redujo el promedio de emisiones de CO2 de la flota de autos de Aston Martin, permitiendo así que siguieran desarrollando V8s y sobre todo, esos preciosos V12.
Por módicos U$50,000, te llevabas un Toyota iQ reestilizado por dentro y por fuera al puro estilo de Aston Martin, proceso que tomaba mucho tiempo y que afectó las ventas del Cygnet, pero que no evitó que Sir Stirling Moss le comprara uno a su esposa como regalo de cumpleaños.
Así como la Cayenne de Porsche y la nueva Urus de Lamborghini, los ames o los odies, no puedes negar el beneficio que traen a las compañías. La diferencia es que el Cygnet ya ha llegado al final de la producción, mientras que la Cayenne seguirá por mucho tiempo más y la Urus será lanzada dentro de poco.
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Tags: Aston Martin, Cygnet